ACEITE DE ONAGRA
La onagra, prímula o hierba del asno (Oenothera biennis) es una planta bianual originaria del norte de América y extendida en la actualidad por toda Europa. El aceite de onagra, obtenido por presión en frío de sus semillas, es muy rico en ácidos grasos esenciales poliinsaturados, especialmente linoleico y gamma-linolénico que, por regular el metabolismo general, desempeñan un papel muy importante en el organismo y son precursores de diversos mediadores celulares e intercelulares (leucotrienos, prostaglandinas y tromboxanos) indispensables para la estabilidad de las membranas de las células del organismo, el desarrollo del sistema nervioso, el equilibrio del sistema hormonal y la regulación de los procesos de coagulación sanguínea.
Indicaciones de la onagra: las manifestaciones de deficiencias de la conversión de ácido linolénico en gamma-linolénico (eczema atópico, ictiosis con prurito, prevención del envejecimiento cutáneo), síndrome premenstrual, enfermedades alérgicas, impétigo, eritemas, neuropatía diabética, artritis reumatoide, prevención de la arteriosclerosis y los tromboembolismos y, en general, personas con elevado riesgo cardiovascular. Se presenta para uso interno y externo en perlas y aceite.
Debido a las propiedades y características del ácido gamma-linolénico y de la prostaglandina E1, resulta bastante amplia la lista de enfermedades en que se ha aplicado con éxito el aceite de onagra.Como el aumento de colesterol y del contenido graso de la sangre, los trastornos circulatorios (hipertensión arterial y prevención de trombosis, hemorragia cerebral e infarto de miocardio) y genitales (dismenorrea, ciclos irregulares, esterilidad por insuficiencia ovárica, menopausia), afecciones del sistema nervioso (Parkinson, esclerosis en placas, afecciones por degeneración neuronal), trastornos de la conducta (irritabilidad, nerviosismo, neurastenia, esquizofrenia) y de la respuesta inmunitaria (alergia, asma, eccema, dermatitis), procesos reumáticos y problemas dermatológicos (exceso de secreción sebácea o acné, arrugas o sequedad de la piel, fragilidad de uñas y cabello).
Los ácidos grasos esenciales
Los ácidos grasos esenciales (AGE), entre ellos el linoleico y el gamma-linolénico, son ácidos grasos necesarios para el adecuado funcionamiento de las células que, al no poder ser elaborados por el propio organismo, deben ser suministrados con la dieta. El ácido linoleico es el AGE más abundante y se halla sobre todo en los aceites vegetales, las leguminosas y las vísceras. El ácido gamma-linolénico se encuentra en la leche humana y en el aceite de onagra, vegetal que lo contiene en proporciones notables.
El papel bioquímico fundamental de los ácidos grasos esenciales es doble. Primero, son componentes vitales de la estructura de todas las membranas del cuerpo, por lo que una insuficiencia de AGE genera cambios en la conducta de todas las membranas. Y segundo, los ácidos grasos esenciales son los precursores necesarios de las prostaglandinas.
Si la dieta es insuficiente en AGE pueden generarse diversos trastornos, entre ellos, en el corazón y la circulación sanguínea, en la piel, en la inmunidad y la resistencia a la enfermedad, inflamatorios y en la cicatrización de heridas y lesiones, la reproducción y disfunciones cerebrales, así como un defectuoso equilibrio del agua en el organismo.
La ingesta de alcohol provoca una deficiencia de ácidos grasos esenciales.
Respecto a la artritis reumatoide, los AGE son mediadores importantes de la inflamación debido a su capacidad para formar prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos.
La ingesta de unos u otros aceites dietéticos, puede producir una reducción o un aumento significativos de la inflamación, en función del tipo de aceite cuya dosis se eleve.
El ácido araquidónico es un ácido graso derivado casi en su totalidad de fuentes animales (carne, productos lácteos), que contribuye en gran medida al desarrollo del proceso inflamatorio a través de su transformación en prostaglandinas y leucotrienos. Por ello concluyen que las dietas vegetarianas suelen ser beneficiosas en el tratamiento de los trastornos inflamatorios debido a la disminución de la disponibilidad de ácido araquidónico y por tanto de su transformación.
Parece que las personas con eccema presentan una deficiencia de ácidos grasos esenciales o un defecto en la enzima dependiente del cinc implicada en el metabolismo de los mismos, lo que produce una síntesis menor de las prostaglandinas antiinflamatorias. El tratamiento con aceite de onagra regulariza las anomalías de los AGE y alivia los síntomas del eccema. Las dosis terapéuticas son normalmente 3 o 4 gramos diarios durante un mes, reduciéndose después a 1 gramo diario.
La administración de ácidos grasos esenciales produce una mejora significativa en muchos hombres con hiperplasia prostática benigna. Como conclusión de diferentes estudios se constata una disminución de la orina residual, lo que parece deberse a la corrección de una deficiencia subyacente de ácidos grasos esenciales.
Puede ser relevante el papel de los ácidos grasos esenciales en las migrañas. Partiendo de la importancia de la agregación plaquetaria y de los metabolitos del ácido araquidónico en el proceso que lleva a la isquemia cerebral previa a la migraña.
Las prostaglandinas
Las prostaglandinas, compuestos biológicamente muy activos, se hallan en casi todos los tipos de células y son reguladores vitales que contribuyen al mantenimiento de las funciones de los diversos órganos corporales.
Las prostaglandinas, por ejemplo, desempeñan un papel fundamental en el proceso de la hemostasia (=detención de un proceso hemorrágico): unas inducen la agrupación plaquetaria y son potentes vasoconstrictores, mientras otras se comportan como antiagregantes y vasodilatadores.
Las prostaglandinas influyen también en la actividad del estómago y los intestinos, en la liberación de hormonas sexuales, y en las contracciones uterinas que al parecer son en parte responsables de los dolores y molestias menstruales. Éstas serían las prostaglandinas malas. Pero, al igual que sucede en el caso del colesterol, también las hay buenas, por ejemplo la prostaglandina E1 (PGE1), formada a partir del ácido gamma- linolénico, ingrediente activo del aceite de onagra.
La PGE1, entre otras acciones, dilata los vasos y mejora la corriente sanguínea, reduce la presión sanguínea a límites normales, ayuda a prevenir la acumulación de colesterol, permite una mayor eficacia a la insulina, inhibe la trombosis, contrarresta las inflamaciones y controla la artritis, ayuda a regular la función cerebral, inhibe la proliferación anormal de células y regula el sistema de inmunización, y alivia los síntomas físicos y mentales del síndrome premenstrual y de la menopausia.
Efectos contrastados
Los numerosos estudios clínicos efectuados con el aceite de onagra, ingerido a razón de 2-4 gramos diarios, se infiere estos efectos: reducir los niveles de colesterol con mayor eficacia que los medicamentos pero sin efectos secundarios, reduce la hipertensión, no afecta al peso de las personas si es normal pero los obesos pierden peso sin alterar sus hábitos alimenticios, mejora el eccema en niños y adultos, detiene el proceso artrítico entre suave y moderado, elimina la sequedad en ojos y boca, termina con las uñas débiles y quebradizas, alivia la resaca y depresión tras la ingesta de alcohol, proporciona una gran mejora en los niños hiperactivos con insuficiencia de ácidos grasos esenciales, y reduce la progresión de la arteriosclerosis y el acné.
"Las mujeres que tomaron aceite de onagra por otras razones, confirmaron hace tiempo que obtuvieron un alivio espectacular del síndrome premenstrual. Alivió los síntomas físicos y psíquicos, y estos informes han sido confirmados por investigaciones realizadas en los principales centros de estudios premenstruales".
El síndrome premenstrual
Innumerables investigaciones y estudios llevados a cabo en los últimos 20 o 30 años en diferentes países demuestran la eficacia, sin efectos secundarios adversos, de la onagra en el tratamiento del síndrome premenstrual, tanto en la mastalgia o dolor de la mama como en el estado de ánimo, aliviando la irritabilidad, ansiedad, dolor de cabeza y retención de líquidos. Suele aconsejarse una dosis inicial alta, en torno a los 3-5 gramos diarios. Y prácticamente la única salvedad contrastada es que el aceite de onagra debe utilizarse con precaución por personas con historial de epilepsia.
Para concluir, en palabras de Stella Weller : "Parece ser que el aceite de onagra es muy útil para corregir una insuficiencia de AGE, la cual parece estar en la raíz del problema del síndrome premenstrual. No sólo alivia los síntomas, sino que, además, como es un producto alimenticio natural, puede utilizarse con completa confianza".
Más información
El Síndrome Premenstrual, Caroline Shreeve, Edaf, Madrid, 1987.
Periodos sin dolor, Stella Weller, Edaf, Madrid, 1988.
La onagra, prímula o hierba del asno (Oenothera biennis) es una planta bianual originaria del norte de América y extendida en la actualidad por toda Europa. El aceite de onagra, obtenido por presión en frío de sus semillas, es muy rico en ácidos grasos esenciales poliinsaturados, especialmente linoleico y gamma-linolénico que, por regular el metabolismo general, desempeñan un papel muy importante en el organismo y son precursores de diversos mediadores celulares e intercelulares (leucotrienos, prostaglandinas y tromboxanos) indispensables para la estabilidad de las membranas de las células del organismo, el desarrollo del sistema nervioso, el equilibrio del sistema hormonal y la regulación de los procesos de coagulación sanguínea.
Indicaciones de la onagra: las manifestaciones de deficiencias de la conversión de ácido linolénico en gamma-linolénico (eczema atópico, ictiosis con prurito, prevención del envejecimiento cutáneo), síndrome premenstrual, enfermedades alérgicas, impétigo, eritemas, neuropatía diabética, artritis reumatoide, prevención de la arteriosclerosis y los tromboembolismos y, en general, personas con elevado riesgo cardiovascular. Se presenta para uso interno y externo en perlas y aceite.
Debido a las propiedades y características del ácido gamma-linolénico y de la prostaglandina E1, resulta bastante amplia la lista de enfermedades en que se ha aplicado con éxito el aceite de onagra.Como el aumento de colesterol y del contenido graso de la sangre, los trastornos circulatorios (hipertensión arterial y prevención de trombosis, hemorragia cerebral e infarto de miocardio) y genitales (dismenorrea, ciclos irregulares, esterilidad por insuficiencia ovárica, menopausia), afecciones del sistema nervioso (Parkinson, esclerosis en placas, afecciones por degeneración neuronal), trastornos de la conducta (irritabilidad, nerviosismo, neurastenia, esquizofrenia) y de la respuesta inmunitaria (alergia, asma, eccema, dermatitis), procesos reumáticos y problemas dermatológicos (exceso de secreción sebácea o acné, arrugas o sequedad de la piel, fragilidad de uñas y cabello).
Los ácidos grasos esenciales
Los ácidos grasos esenciales (AGE), entre ellos el linoleico y el gamma-linolénico, son ácidos grasos necesarios para el adecuado funcionamiento de las células que, al no poder ser elaborados por el propio organismo, deben ser suministrados con la dieta. El ácido linoleico es el AGE más abundante y se halla sobre todo en los aceites vegetales, las leguminosas y las vísceras. El ácido gamma-linolénico se encuentra en la leche humana y en el aceite de onagra, vegetal que lo contiene en proporciones notables.
El papel bioquímico fundamental de los ácidos grasos esenciales es doble. Primero, son componentes vitales de la estructura de todas las membranas del cuerpo, por lo que una insuficiencia de AGE genera cambios en la conducta de todas las membranas. Y segundo, los ácidos grasos esenciales son los precursores necesarios de las prostaglandinas.
Si la dieta es insuficiente en AGE pueden generarse diversos trastornos, entre ellos, en el corazón y la circulación sanguínea, en la piel, en la inmunidad y la resistencia a la enfermedad, inflamatorios y en la cicatrización de heridas y lesiones, la reproducción y disfunciones cerebrales, así como un defectuoso equilibrio del agua en el organismo.
La ingesta de alcohol provoca una deficiencia de ácidos grasos esenciales.
Respecto a la artritis reumatoide, los AGE son mediadores importantes de la inflamación debido a su capacidad para formar prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos.
La ingesta de unos u otros aceites dietéticos, puede producir una reducción o un aumento significativos de la inflamación, en función del tipo de aceite cuya dosis se eleve.
El ácido araquidónico es un ácido graso derivado casi en su totalidad de fuentes animales (carne, productos lácteos), que contribuye en gran medida al desarrollo del proceso inflamatorio a través de su transformación en prostaglandinas y leucotrienos. Por ello concluyen que las dietas vegetarianas suelen ser beneficiosas en el tratamiento de los trastornos inflamatorios debido a la disminución de la disponibilidad de ácido araquidónico y por tanto de su transformación.
Parece que las personas con eccema presentan una deficiencia de ácidos grasos esenciales o un defecto en la enzima dependiente del cinc implicada en el metabolismo de los mismos, lo que produce una síntesis menor de las prostaglandinas antiinflamatorias. El tratamiento con aceite de onagra regulariza las anomalías de los AGE y alivia los síntomas del eccema. Las dosis terapéuticas son normalmente 3 o 4 gramos diarios durante un mes, reduciéndose después a 1 gramo diario.
La administración de ácidos grasos esenciales produce una mejora significativa en muchos hombres con hiperplasia prostática benigna. Como conclusión de diferentes estudios se constata una disminución de la orina residual, lo que parece deberse a la corrección de una deficiencia subyacente de ácidos grasos esenciales.
Puede ser relevante el papel de los ácidos grasos esenciales en las migrañas. Partiendo de la importancia de la agregación plaquetaria y de los metabolitos del ácido araquidónico en el proceso que lleva a la isquemia cerebral previa a la migraña.
Las prostaglandinas
Las prostaglandinas, compuestos biológicamente muy activos, se hallan en casi todos los tipos de células y son reguladores vitales que contribuyen al mantenimiento de las funciones de los diversos órganos corporales.
Las prostaglandinas, por ejemplo, desempeñan un papel fundamental en el proceso de la hemostasia (=detención de un proceso hemorrágico): unas inducen la agrupación plaquetaria y son potentes vasoconstrictores, mientras otras se comportan como antiagregantes y vasodilatadores.
Las prostaglandinas influyen también en la actividad del estómago y los intestinos, en la liberación de hormonas sexuales, y en las contracciones uterinas que al parecer son en parte responsables de los dolores y molestias menstruales. Éstas serían las prostaglandinas malas. Pero, al igual que sucede en el caso del colesterol, también las hay buenas, por ejemplo la prostaglandina E1 (PGE1), formada a partir del ácido gamma- linolénico, ingrediente activo del aceite de onagra.
La PGE1, entre otras acciones, dilata los vasos y mejora la corriente sanguínea, reduce la presión sanguínea a límites normales, ayuda a prevenir la acumulación de colesterol, permite una mayor eficacia a la insulina, inhibe la trombosis, contrarresta las inflamaciones y controla la artritis, ayuda a regular la función cerebral, inhibe la proliferación anormal de células y regula el sistema de inmunización, y alivia los síntomas físicos y mentales del síndrome premenstrual y de la menopausia.
Efectos contrastados
Los numerosos estudios clínicos efectuados con el aceite de onagra, ingerido a razón de 2-4 gramos diarios, se infiere estos efectos: reducir los niveles de colesterol con mayor eficacia que los medicamentos pero sin efectos secundarios, reduce la hipertensión, no afecta al peso de las personas si es normal pero los obesos pierden peso sin alterar sus hábitos alimenticios, mejora el eccema en niños y adultos, detiene el proceso artrítico entre suave y moderado, elimina la sequedad en ojos y boca, termina con las uñas débiles y quebradizas, alivia la resaca y depresión tras la ingesta de alcohol, proporciona una gran mejora en los niños hiperactivos con insuficiencia de ácidos grasos esenciales, y reduce la progresión de la arteriosclerosis y el acné.
"Las mujeres que tomaron aceite de onagra por otras razones, confirmaron hace tiempo que obtuvieron un alivio espectacular del síndrome premenstrual. Alivió los síntomas físicos y psíquicos, y estos informes han sido confirmados por investigaciones realizadas en los principales centros de estudios premenstruales".
El síndrome premenstrual
Innumerables investigaciones y estudios llevados a cabo en los últimos 20 o 30 años en diferentes países demuestran la eficacia, sin efectos secundarios adversos, de la onagra en el tratamiento del síndrome premenstrual, tanto en la mastalgia o dolor de la mama como en el estado de ánimo, aliviando la irritabilidad, ansiedad, dolor de cabeza y retención de líquidos. Suele aconsejarse una dosis inicial alta, en torno a los 3-5 gramos diarios. Y prácticamente la única salvedad contrastada es que el aceite de onagra debe utilizarse con precaución por personas con historial de epilepsia.
Para concluir, en palabras de Stella Weller : "Parece ser que el aceite de onagra es muy útil para corregir una insuficiencia de AGE, la cual parece estar en la raíz del problema del síndrome premenstrual. No sólo alivia los síntomas, sino que, además, como es un producto alimenticio natural, puede utilizarse con completa confianza".
Más información
El Síndrome Premenstrual, Caroline Shreeve, Edaf, Madrid, 1987.
Periodos sin dolor, Stella Weller, Edaf, Madrid, 1988.
Herbolario AGUAMAR
Calle Tomas Morales 6
Arguineguin / Mogán
Laudelina Saavedra Montesdeoca
Terapias Naturales
Tlf.: 928 152 230
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